11 de marzo de 2022

   Obesidad: La nueva pandemia

  Este último tiempo nuestro cerebro solo ha recibido información acerca del virus Covid-19 y sus riesgos. Muchas personas bloquearon de sus mentes que existen más riesgos para la salud, y que no tiene nada que ver con un microorganismo altamente transmisible.  Con esto nos queremos referir a la obesidad y el sobrepeso.  

  En la actualidad, esta enfermedad representa uno de los problemas más importantes de salud de nuestros tiempos y la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la obesidad como un problema de salud pública a escala mundial.

  Hoy en día, se considera un desafío sanitario tanto en los países del primer mundo, como en los que se encuentran en vías de desarrollo, ya que muchos de ellos han adoptado los malos hábitos alimenticios típicos de civilizaciones desarrolladas.

  Si a lo anterior le sumamos que el sobrepeso trae asociadas una serie de comorbilidades tan peligrosas que pueden llegar a ser mortales, la combinación a juicio de muchos especialistas, podrían definir la obesidad como unapandemia de tipo no infecciosa, no es contagiosa, pero que se propaga rápidamente debido al ritmo de vida actual y a la falta de conciencia sobre el tema.

La obesidad, una enfermedad que puede ser mortal

  La obesidad se caracteriza por un exceso de grasa corporal, definido como un índice de masa corporal (IMC) > 29.9 kg/m²; este IMC por sobre lo normal es consecuencia de un problema de desequilibrio entre lo que comemos y la energía que gastamos, pero, además, tiene como consecuencias una serie de enfermedades asociadas a este exceso de grasa corporal.

  Por lo tanto, podríamos decir que la obesidad es un trastorno metabólico que puede tener muchos factores, donde la principal característica es que existe un exceso de grasa corporal, externa e interna, donde la grasa visceral, lo que no vemos y que está dentro de nuestro cuerpo, es considerada hoy en día como el principal detonante en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares como la hipertensión y de patologías como la diabetes.

  En la actualidad ambas enfermedades, derivadas de la obesidad, son la causa de mortalidad más alta del mundo. Esto refuerza lo que mencionamos con anterioridad, es necesario educar y reconocer que existe un auténtico problema a nivel mundial. 

  Es importante señalar que, aunque la mayoría de las complicaciones por sobrepeso son clínicamente evidentes en la adultez, los niños y adolescentes obesos, también pueden verse afectados por enfermedades metabólicas como dislipidemia, resistencia a la insulina o intolerancia a la glucosa, hipertensión arterial, alteraciones en los sistemas respiratorio, gastrointestinal y el aparato locomotor, sin dejar a un lado los graves problemas psicológicos que sufre este grupo específico de la población a corto, mediano y largo plazo.

  A diferencia del coronavirus, la pandemia de obesidad y sobrepeso, la podemos frenar haciendo solo algunos cambios en nuestra rutina diaria, si es que su origen está relacionado con malos hábitos, si su origen es genético o provocado por fármacos, la ayuda de un especialista es fundamental.

  La pérdida de peso con cambios de estilo de vida (alimentación y ejercicio) es un camino viable para mejorar la salud en personas con factores de riesgo asociados a la obesidad. De todos modos, existen tratamientos con fármacos y quirúrgicos para lograr la pérdida de peso, pero no son elegidos como primera opción y sólo son usados cuando el primer tratamiento ha fallado.

  Cualquier cambio de hábito, baja de peso o tratamiento de enfermedades derivadas de la obesidad, debe ir acompañada siempre por la evaluación de especialistas y de un equipo multidisciplinario, ya que además de bajar los índices de masa corporal, se debe trabajar a nivel psicológico, cambiar la forma de relacionarse con la comida y el cuerpo. Los hábitos deben ser incorporados de manera estable y deben durar toda la vida. Por el bien de cada persona y de la humanidad.

  Si tienes sobrepeso u obesidad, nunca es tarde para hacer cambios en tu estilo de vida. Solo se necesita voluntad.

Cómo mejorar tu alimentación en pequeños pasos

1.-Busca mantener siempre una dieta equilibrada, ingiriendo de forma adecuada hidratos de carbono, lípidos, proteínas y vitaminas.

2.- Evita las grasas saturadas presentes en mayonesa y mantequillas. Mejor elige grasas insaturadas saludables como las contenidas en la palta, el pescado, ciertos frutos secos y ciertos aceites vegetales como el de oliva.

3.- Aumenta poco a poco el consumo de frutas y verduras, especialmente aquellas ricas en vitaminas y antioxidantes como las espinacas, betarragas, zanahorias, tomates, cebollas, manzanas, frambuesas, uvas, entre muchas otras.

4.- Compra carnes con alto contenido en proteínas y bajo en grasas como salmón, trucha, pollo y pavo sin piel.

5.-Limita los carbohidratos de alto índice glucémico como los pasteles y dulces, ya que se asocian con aumento de peso y caries dental. Otros carbohidratos como el arroz y ciertos cereales integrales pueden ser ideales en una buena alimentación.

6.- También es importante aumentar el consumo de fibras, especialmente si sufres de estreñimiento. Cereales integrales, avena y frutas como el plátano, son excelentes.

7.-Limita la sal, no la elimines. Esta contiene yodo que previene enfermedades como el bocio, pero no te acostumbres a las comidas muy saladas ya que puede aumentar la presión arterial.

8.- Siempre está permitido un desajuste en momentos especiales como fiestas o cumpleaños, un pedazo de torta no te hará mal, lo importante es que esto no se repita diariamente y desarrolles malos hábitos alimenticios.

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