26 de diciembre de 2024
El marcador que salvó el traslado
Nunca imaginé que un simple marcador permanente podría salvarme el día, pero eso fue exactamente lo que pasó durante el último traslado de la oficina.
Todo comenzó temprano en la mañana, con cajas apiladas por todas partes y archivadores llenos de documentos esperando ser organizados. El plan parecía sencillo: empacar, etiquetar y reubicar todo de forma ordenada. Pero, como suele suceder en estos casos, las cosas no tardaron en complicarse.
Cuando empezamos a cerrar las cajas, alguien preguntó: “¿Con qué vamos a etiquetar esto?” Miré alrededor, y lo único que encontramos fueron lápices que apenas dejaban marca en las cajas de cartón. Fue entonces cuando recordé que tenía un marcador permanente en mi escritorio, uno de esos que siempre guardo “por si acaso”.
Ese “por si acaso” nos salvó el día. Con el marcador, pudimos escribir en cada caja claramente: “Confidencial”, “Pendientes”, “Archivo Legal”, y, por supuesto, mi favorita: “¡NO PERDER!”. No sólo ayudó a organizar los documentos de manera eficiente, sino que también evitó que perdiéramos tiempo abriendo cajas innecesarias.
Al final, todo el equipo estaba agradecido por ese pequeño pero vital instrumento. El marcador no sólo facilitó el traslado, sino que también nos dio la tranquilidad de que, al llegar a la nueva oficina, sabríamos exactamente dónde estaba todo.
Desde ese día, siempre tengo marcadores permanentes a mano. Porque, créeme, nunca sabes cuándo una situación tan caótica como un traslado puede depender de algo tan simple como un marcador para no convertirse en un desastre total.
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