12 de diciembre de 2024
La magia de tener cotillón navideño en las fiestas de la empresa
Algo que siempre espero con ansias son las fiestas de fin de año en la empresa. Es ese momento donde dejamos atrás el estrés del trabajo diario, nos relajamos y nos permitimos celebrar juntos los logros alcanzados durante el año. Y si hay un elemento que siempre marca la diferencia y garantiza que la celebración sea inolvidable, es el cotillón navideño.
Desde que empezamos a incluirlo en nuestras fiestas, el ambiente se transforma. Apenas aparecen los sombreros de Santa Claus, las coronas de reno, las narices rojas, los lentes graciosos o las bufandas brillantes, todo el mundo se contagia de la alegría del momento. Incluso aquellos compañeros más reservados, los que normalmente evitan el centro de atención, terminan sumándose, riendo y participando. Es como si el cotillón tuviera el poder de romper cualquier barrera y hacer que todos nos sintamos parte de algo especial.
Recuerdo una fiesta en particular donde, al repartir el cotillón, todo cambió. Hasta ese momento, la música y la comida estaban bien, pero había algo de formalidad en el ambiente. Sin embargo, en cuanto las personas empezaron a ponerse los accesorios navideños, las dinámicas cambiaron por completo. Se armó un grupo improvisado bailando con gorros de duende, otro se dedicó a sacarse selfies con los lentes gigantes y las barbas postizas, y ni hablar de las fotos grupales que se volvieron épicas.
Convierte a la celebración de tu empresa de forma inolvidable y conectar personas
Más allá de la diversión, lo que más me gusta del cotillón navideño es cómo logra conectar a las personas. Te das cuenta de que no solo estás en una fiesta, sino en un espacio donde las jerarquías desaparecen por un rato y todos estamos ahí para compartir, reír y disfrutar juntos. Creo que esos momentos de desinhibición y alegría fortalecen los lazos del equipo y hacen que volvamos al trabajo con una energía renovada.
Además, el cotillón es un gran recordatorio de que celebrar no tiene que ser complicado. Un simple sombrero o una bufanda brillante pueden transformar el ambiente y hacer que una fiesta pase de «agradable» a «inolvidable». Y esos momentos de alegría se quedan en la memoria, no solo como recuerdos de la fiesta, sino como parte de la experiencia de trabajar juntos durante todo el año.
Por eso, siempre insisto en incluir cotillón navideño en las fiestas de fin de año. Es un pequeño detalle que tiene un impacto enorme, no solo en el ánimo de la celebración, sino también en la forma en que conectamos como equipo. Porque al final, las fiestas de fin de año son para eso: cerrar el año con una sonrisa, agradeciendo lo vivido y compartiendo la alegría con quienes forman parte de nuestro día a día. Y si el cotillón nos ayuda a lograrlo, bienvenido sea.
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