29 de DICIEMBRE de 2025

  Trabajo desde hace varios años en una empresa donde convivimos equipos administrativos, áreas operativas y salas de reuniones que se usan todo el día. Como ocurre en muchas organizaciones públicas y privadas en Chile, el verano siempre ha sido un desafío. Las altas temperaturas, la falta de ventilación adecuada y el calor acumulado afectan directamente la concentración, el ánimo y la productividad. No fue hasta que decidimos mejorar el equipamiento climático que entendí el impacto real que pueden tener productos como los ventiladores y los enfriadores de aire en el día a día laboral.

  Recuerdo claramente el inicio de una temporada de calor especialmente intensa. Las oficinas se sentían pesadas desde temprano, y después del mediodía el ambiente se volvía difícil. Algunos compañeros abrían ventanas, otros improvisaban soluciones con pequeños ventiladores personales, pero nada era realmente efectivo. Fue entonces cuando la jefatura decidió invertir en soluciones simples, pero eficientes, pensadas para un entorno corporativo.

  El primer cambio fue incorporar un ventilador de pedestal en el área común. A simple vista parece un producto básico, pero su impacto fue inmediato. Al poder regular la altura y la potencia, el aire comenzó a circular de forma más uniforme. Ya no sentíamos ese calor estático que se queda atrapado en las salas. Lo mejor fue que no requería instalación compleja, algo clave en oficinas donde no siempre se pueden hacer modificaciones estructurales.

  En áreas más amplias, como bodegas pequeñas o espacios operativos, se sumó un ventilador de piso. Este tipo de ventilador demostró ser ideal para mover grandes volúmenes de aire, especialmente en zonas donde se concentra más gente o equipos funcionando al mismo tiempo. Ver cómo el aire fluía mejor nos ayudó a entender que no se trata solo de bajar la temperatura, sino de mejorar la sensación térmica general.

  En mi escritorio, por ejemplo, se optó por un ventilador de sobremesa. Puede parecer algo menor, pero tener control directo del flujo de aire marcó una diferencia enorme. Ya no terminaba la jornada con sensación de cansancio extremo producto del calor. Además, este tipo de ventilador es perfecto para oficinas donde cada puesto necesita una solución más personalizada sin afectar al resto del equipo.

  Otro paso importante fue incorporar un enfriador de aire en las salas de reuniones. En encuentros largos, donde se juntan varias personas, el calor solía ser un problema. El enfriador de aire permitió mantener un ambiente más fresco sin recurrir a sistemas de climatización costosos. Para una empresa, este tipo de solución es eficiente, práctica y mucho más flexible, especialmente cuando se busca optimizar recursos.

  Pero no todo se trató solo de temperatura. Con el tiempo también entendimos que la calidad del aire es clave. Por eso, en algunos espacios cerrados se sumó un purificador de aire. Al combinarlo con ventiladores, logramos un ambiente más limpio y agradable, algo que se agradece especialmente en oficinas con alta circulación de personas. Respirar mejor también influye en la concentración y en cómo enfrentamos la jornada laboral.

  Lo interesante de esta experiencia es que ningún producto por sí solo fue la solución mágica. Fue la combinación estratégica de distintos tipos de ventilador, enfriadores y purificadores lo que realmente marcó la diferencia. Cada espacio tiene necesidades distintas: no es lo mismo una oficina administrativa que una sala de reuniones o un área operativa. Entender eso fue clave para tomar buenas decisiones de compra.

  Desde una mirada empresarial, esta inversión tuvo beneficios claros. Disminuyó el malestar del equipo, mejoró el clima laboral y, de forma indirecta, aumentó la productividad. Cuando las personas trabajan cómodas, se concentran mejor, cometen menos errores y enfrentan el día con mejor disposición. Además, al recibir visitas externas, proveedores o clientes, el ambiente fresco y bien ventilado proyecta una imagen de orden y preocupación por el bienestar.

  Hoy, cuando llega el calor, ya no lo vivimos como un problema. Sabemos que contamos con ventiladores adecuados para cada espacio, desde el ventilador de pedestal hasta el ventilador de sobremesa, pasando por soluciones más robustas como el ventilador de piso o el enfriador de aire. Incluso el purificador de aire se ha vuelto parte del equipamiento esencial.

  Como trabajador, puedo decir que estos cambios influyeron directamente en mi experiencia diaria. Y como organización, entendimos que invertir en confort térmico no es un gasto, sino una decisión estratégica.

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